Son 167 obreros filipinos, y no marroquíes, los que desde hace unas semanas trabajan en la reforma de la residencia real de Sablons, en la periferia de Rabat, el lugar donde vive el rey Mohamed VI desde mucho antes de acceder al trono en 1999. En principio los operarios eran marroquíes, pero la empresa que efectuaba la obra -también marroquí- no cumplía los plazos y el monarca decidió prescindir de sus servicios.
La historia de la renovación de la residencia en la que se crió Mohamed VI ha sido contada estos últimos días por varias webs marroquíes, empezando por Lakome. Las informaciones que afloran permiten hacerse una idea de los gustos del soberano alauí, que supervisa directamente la obra.
Mohamed VI, que el mes pasado cumplió 48 años, sustituyó a la constructora marroquí por la filial francesa del grupo saudí Oger, perteneciente a la familia del ex primer ministro de Líbano, Rafic Hariri. Hariri erigió un imperio en Arabia Saudí trabajando con obreros filipinos. Sus herederos continúan fieles a la receta de su éxito e hicieron desembarcar en Rabat su fuerza de trabajo asiática, a la que alimentan con un arroz especial que es necesario importar, según Lakome.
Esta web marroquí no ha logrado averiguar el presupuesto global de la reforma, que estará acabada en noviembre, pero sí saber que el precio de las puertas oscila entre 40.000 y 50.000 euros la unidad, y que la instalación eléctrica costó 500.000 euros. El vestidor se compone de varias habitaciones, una de ellas solo para calzado. También habrá un cuarto específico para guardar las joyas de uso frecuente.
El rey es una aficionado a las proyecciones caseras de cine. En su renovada residencia dispondrá de un televisor de 132 pulgadas (3,35 metros), mientras que el que será instalado en las dependencias de su esposa, Lalla Salma, tendrá 105 pulgadas (2,66 metros).
En la pared el baño del monarca se colocará una pantalla táctil conectada a Internet con la que podrá seguir la actualidad incluso cuando esté bajo la ducha. En los sótanos del edificio se ha construido un hammam (baño turco). El conjunto residencial, instalado en medio de un parque de varias hectáreas, posee un estilo artístico y lujoso salpicado de toques marroquíes.
El soberano tiene a su disposición 27 palacios y residencias reales en Marruecos, de los que solo utiliza una decena, sobre todo en el norte del país durante el verano. La familia real posee además propiedades en el extranjero, empezando por el castillo de Betz, al noreste de París.
El presupuesto del palacio real se elevó en Marruecos en 2010 a 228 millones de euros, el doble del dinero que se destina anualmente al palacio presidencial de El Elíseo en Francia. El Producto Interior Bruto francés multiplica por 30 al marroquí.
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